sábado, 19 de octubre de 2013

Helvética. El tótem de comunicación a nivel mundial


En el post de hoy comentaremos, desde la perspectiva de un ignorante en el tema, las tipografías, más concretamente sobre la helvética.

Esta semana en clase de diseño gráfico hemos visto la película helvética, de Gary Hustwit. Un documental bastante interesante que nos habla un poco sobre el mundo de la tipografía. En él, aparecen gran cantidad de diseñadores renombrados dando su opinión sobre esta conocida tipografía, desde los que la promueven hasta los que no la utilizarían nunca.


De todos ellos he decidido centrarme en Michael C. Place, nacido en Inglaterra en 1969. No era un diseñador conocido hasta entonces para mí, pero tras sus comentarios en el vídeo ha sido el que más me ha llamado la atención.

Buscando un poco de información sobre él, he podido observar que tiene numerosas obras, e incluso bastante buenas, bajo mi punto de vista. La forma de combinar colores y jugar con el contraste le da un toque bastante juvenil a sus obras a modo de dibujos.







                                                                Algunos ejemplos de de sus obras.


Para hacernos una idea de su forma de ser, o más bien dicho, su forma de pensar en el diseño, he recogido las ideas principales que él decía, le representaban. Es un hombre contrario a un estilo de tipografía clásica, se declara defensor de la helvética, también dice elogiar todo aquello hermoso que se crea de lo ordinario y que le suelen atraer las cosas que normalmente todo el mundo pasa por alto.

Quizás esto es lo que me llamó la atención de él, un tipo un tanto peculiar en lo que a gustos se refiere, pero que defiende un diseño de letra globalizado.
Y una de las frases que más me dio que pensar fue: “Algunos diseñadores utilizan diferentes tipos de letra para transmitir diferentes sensaciones. Yo, creo poder conseguir diferentes sensaciones sin cambiar de tipografía.”

Considero que tiene razón en lo que dice, pues se puede jugar con las diferentes sensaciones que transmite un tipo de letra en concreto. Un ejemplo sería variar el tamaño de los espacios en blanco que hay entre caracteres, también jugar con el grosor de letra, etc.


                                         Variantes de grosor dentro de la misma tipografía helvética.

Estoy seguro de que si realizáramos una encuesta a diseñadores preguntando sobre las tipografías favoritas, no cabe la menor duda de que la helvética sería una de ellas. Ésta tipografía lleva 50 años siendo el estilo de letra omnipresente, ha conseguido dar la sensación de encajar en cualquier contexto, fomentando su capacidad camaleónica de encajar desde una caja de aspirinas, a una señal del metro hasta la cabecera de las revistas de más prestigio.

Tengo que reconocer, que para  mí, si es un estilo de letra que  “puede”  quedar bien casi en todos los contextos, es clara y limpia, y quizás por ello me parece tan atractiva. Pero por el contrario me resulta un tanto obsesiva la idea de focalizarse toda la vida en un mismo tipo de letra habiendo tantos como hay.  Existen más tipos de letra a los que darles la oportunidad de demostrar cuan modernas, adaptables o bonitas son.


Pero como todo, por uno u otros motivos aquello que se vende mejor, sabe mejor. 








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